La evolución tecnológica de las impresoras ha hecho que sean las principales olvidadas a la hora de establecer medidas de precaución sobre ellas ante ataques de ciberseguridad. A día de hoy la mayoría cuenta con discos duros que almacenan las copias digitales de cada documento escaneado, copiado, enviado por correo electrónico o impreso en ellas, lo cual puede llegar a suponer información muy valiosa.
Según un estudio de HP menos del 2% de las impresoras profesionales del mundo están aseguradas, ya sea porque algunas marcas no ofrezcan la configuración de seguridad adecuada o las empresas no están instalando actualizaciones de seguriadad que a menudo necesitan instalación manual.
Impresoras ubicadas fuera del firewall de la Red, que la seguridad de la impresora no esté activada o que los documentos enviados al almacenamiento de la nube sean interceptados por ciberdelincuentes tambien son factores de riesgo en estos aparatos.
Algunas de los consejos para combatir estas amenaza son garantizar que las impresoras estén protegidas por el ‘firewall’ de la compañía, que los dispositivos no pertenecientes a la compañía no deben estar conectados para imprimir, que se cumpla una programación para la revisión e implementación de la actualización del ‘firmware’ y que las opciones de configuración de seguridad cibernética que ofrece el dispositivo se evalúen e implementen.
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